domingo, 24 de marzo de 2013

Y un día volví a escribir.

   Quizás sepa a dónde quiero llegar, pero alcanzar la meta final se ve tan alejado que la duda en el camino se hace permanente.
   No es una duda perturbadora, pero se convierte en una duda ansiosa, deseosa, a veces inalcanzable.
   Ansiosa por descubrir el resultado final. Deseosa de ver con qué me encuentro. Inalcanzable por ahora.
   A veces me canso de esperar, me aburro. A veces siento que remo contra la corriente. A veces siento que el paso se me hace más liviano. Liviano ¡Qué placer cuando se hace todo un poquito más fácil!
   Muchas veces pensé en el pasado, en las decisiones que tomé, en las cosas que se dicen y mucho más en las que NO se dicen. Ya dije y no dije tantas cosas. Hice y no hice tantas otras. Pero me convierten en quien soy.
   Estoy llena de recuerdos y además fabrico algunos nuevos, buenos.
   Sueño todos los días, con un vos, con un conmigo, con un él, con ella, con un ustedes, con un nosotros. Sueño con un nosotros que sea de todos y no de sujetos individuales.
   Pienso en los cambios, en que el cambio significa progreso y que si ese progreso resulta bueno entonces el cambio fue positivo más allá de cualquier dolor. Pero a veces los cambios son engañosos al principio, nos hacen sentir felices, completos, pero con el tiempo generan tristeza, infelicidad. Sin embargo nos enseñan a vivir. Y estos cambios tienen que ser por y para nosotros, por y para nadie más que nosotros.
   
   Hay que seguir caminando hacia adelante, sin perder de vista lo que dejamos atrás, pero sin retroceder JAMÁS.
   Recuerdo para no olvidar. No olvido para no repetir. No repito para no tropezar. No tropiezo para seguir liviana el camino.
   
   Hasta pronto.

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